Este viernes asistí al debate de los gobernadores regionales para la segunda vuelta en la región de Antofagasta. Aunque ninguno de los candidatos era mi preferencia en la primera votación, en la cual opté por Carlos Cantero, como ex candidato a Consejero Regional, mi rol, de haber sido electo, habría sido fiscalizar la gestión de quien triunfe en las urnas el próximo 24 de noviembre. Por ello, asumo con responsabilidad mi compromiso frente a la ciudadanía, desde mi humilde tribuna, asumiendo un rol social que va más allá de una elección popular.
En un debate breve, que se extendió por 51 minutos, lo que más me llamó la atención fue el tono que utilizó el actual gobernador, Ricardo Díaz, quien cuenta con el apoyo del Partido Comunista, el Frente Amplio, la Democracia Cristiana, el Partido por la Democracia (PPD), la Federación Regionalista Verde Social (FRVS), el Partido Socialista (PS) y Acción Humanista (AH), para referirse a la candidatura de su contendora, Marcela Hernando, del Partido Radical, describiendo su campaña como un ejemplo de la “vieja política.”
Creo que Ricardo Díaz tiene, en lo inmediato, muchas cualidades que pueden definirse como “vieja política”. Me centraré en tres:
La primera es el famoso dicho que resurge en cada elección y que suelen utilizar los partidos: “el que tiene, mantiene.” Esta frase implica que, una vez que un candidato ha sido electo, no se debe cuestionar su continuidad y que basta con apoyarlo, sin importar su rendimiento o desempeño. Esa parecía ser la esperanza de Ricardo Díaz para que Marcela Hernando no continuara con su aspiración política. Inclusive, el Gobernador Regional en ejercicio, que de vez en cuando insiste en que se le otorguen más facultades desde el nivel central, esperaba que Santiago resolviera que su candidatura fuera la única de la izquierda. “El que tiene, mantiene” es vieja política; creo que un político debe siempre estar cuestionado y fiscalizado, especialmente desde sus propias filas, pues se entiende el interés de mantener la hegemonía ideológica. Ampararse en la frase “el que tiene, mantiene” es, definitivamente, parte de la “vieja política.”
Otra señal de “vieja política” en la candidatura de Ricardo Díaz es su tendencia a ocultar el vínculo con el Partido Comunista, un partido centenario inspirado en el pensamiento de Karl Marx, cuyo enfoque histórico sigue presente y no es la excepción en esta contienda regional. Sin entrar en debates inmediatos sobre comunismo, como el apoyo a las dictaduras de Venezuela y Cuba y las figuras de Maduro y los Castro, en Chile el Partido Comunista sí ostenta credenciales democráticas: se somete a elecciones y respeta sus resultados. De hecho, son parte del Gobierno del Presidente Boric. En las elecciones de alcaldes por Antofagasta en 2021, el arquitecto Pablo Iriarte, del Partido Comunista, quedó en tercer lugar por solo 30 votos y, en la última elección, consolidó el segundo puesto con más de 41 mil votos. Por su parte, Ricardo Díaz, en la misma ciudad de Antofagasta, obtuvo un poco más de 39 mil sufragios. Esto significa que no todos los que prefirieron a Iriarte también prefirieron a Díaz. En Santiago, Claudio Orrego incorpora a Tomás Vodanovic como jefe de campaña, mientras que en Antofagasta, Díaz opta por Marcelino Carvajal, alcalde de Mejillones. Este miedo a vincularse directamente con el símbolo de la hoz y el martillo es parte de la “vieja política”, a menos que el cálculo sea evitar darle protagonismo a Iriarte ante una eventual disputa parlamentaria, pues, como dije antes, hoy Pablo Iriarte tiene más votos que Ricardo Díaz en Antofagasta.
Otro rasgo de “vieja política” que representa Ricardo Díaz es la contratación de Hernán Vargas, socialista, en el Gobierno Regional. Vargas expresó públicamente en enero de este año su deseo de participar en una primaria para disputar la gobernación; luego, Marcela Hernando manifestó el mismo deseo. ¿Qué sucedió después? Vargas depuso su candidatura en junio y, en menos de un mes, fue presentado como una nueva contratación del Gobierno Regional. No dudo de la experiencia que pueda tener Hernán Vargas, pero que haya sido contratado con fondos públicos justo después de abandonar su candidatura para no competir contra quien ahora es su jefe, me parece un claro ejemplo del manual de la “vieja política.”
Hoy empieza oficialmente la campaña para la segunda vuelta. Creo que hay espacio para que ambos candidatos muestren sus mejores facetas. Aunque ninguno representa una ideología diametralmente distinta, creo que las formas y la capacidad de congregar serán determinantes en esta elección.
Marcelo Rocha
Ingeniero Comercial - MBA