El Banco Central de Chile presentó recientemente en su Informe de Política Monetaria (Ipom) un panorama mixto pero optimista sobre el futuro de la inversión minera en el país. Aunque se señalan desafíos asociados a la incertidumbre en los cronogramas de inversión y factores externos, como la situación inmobiliaria en China y la fortaleza del dólar, se destaca el ingreso de nuevos proyectos de cobre como Quebrada Blanca Fase II. Según datos de Cochilco y la Corporación de Bienes de Capital, se proyecta un aumento significativo en la inversión minera para el trienio 2024-2026, superando entre un 30% y 40% la inversión de 2023.
Sin embargo, no todo es color de rosa. El informe del Banco Central también pone de relieve los riesgos que podrían amenazar esta proyección positiva. Un 58% de los proyectos mineros que se encuentran en fase de tramitación para los años 2023-2026 presentan un alto potencial de retrasos y reprogramaciones, según datos de la Oficina de Grandes Proyectos (OGP). Además, la volatilidad en las tasas de interés, especialmente las de largo plazo, representa un factor de riesgo significativo que podría impactar negativamente en la inversión y la actividad económica.
En el contexto de la transición energética y la urgencia de mitigar el cambio climático, se vislumbra una oportunidad para el crecimiento adicional del sector minero. Sin embargo, la incertidumbre local y los vaivenes internacionales plantean desafíos que requieren una gestión cuidadosa para asegurar un desarrollo sostenible y rentable del sector minero en Chile.